Me encanta que el Banco Central Europeo haya pensado en el Cristo de Borja para ponerlo en los nuevos billetes de cinco euros; si no lo es, al menos se le da un aire, con su cabeza ladeada y su aspecto de no haber roto un plato; no sé si con ello pretenden hacer que el euro sea más creíble o sustituirlo por un nuevo nombre, más acorde con nuestros padecimientos. De ahora en adelante pagar en "eccehomos" será lo normal, un billete al que las autoridades monetarias ya le ponen verde antes de que lo pongamos nosotros. No sé, pero a mí me sigue pareciendo dinero del Monopoly, la peor moneda en papel que he tocado en mi vida; ni siquiera los billetes de mil pesetas con la efigie de San Isidoro o los Reyes Católicos eran tan malos; valer puede que valiera poco, si lo comparamos con otras divisas europeas de entonces, pero como billete, eran de una calidad insuperable. ¡Qué sonido el de los billetes verdes! ¡Cómo lucían en la cartera! ¡Con qué chulería lo ponían algunos encima de la barra cuando pagaban una ronda! Y como ellos, todos los demás, el de quinientas pesetas de Rosalía de Castro, el de cien de Gustavo Adolfo Bécquer, o el de cinco mil pesetas del Rey Juan Carlos I, que está tan joven que parece el Iker Casillas de la renaciente monarquía. Pagar con poetas, con santos o con reyes eso sí que era pagar, y no lo de ahora, que parece una mala copia de una mala moneda; y encima con estrellitas para que nos estrellemos.
Felipeángel (c)
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