martes, septiembre 18, 2012

ESPERANZA SE HA IDO



Esperanza se ha ido porque no quiere bailar el cha-cha-chá de Rajoy; prefiere el chotis castizo en la baldosa liberal mientras le dan al manubrio sus incondicionales. Ahora lloran pero mañana comienza una nueva pelea por el sillón de la lideresa, que aún está mullido a pesar del uso y los años. Todo esto en medio de una crisis económica, ideológica y de liderazgo.
Esperanza se ha ido el mismo día en que los trabajadores del mejor Metro del mundo estaban en huelga, y ha tenido que ver grandes aglomeraciones de usuarios en los andenes, trenes repletos de gente que iban como sardinas en lata, policía aquí y allá, sindicalistas liberados gritando consignas contra la subida de precios y el recorte de los salarios, y a una población que llegaba tarde a sus ocupaciones o a sus afanes, atrapada en el caos del transporte y en la telaraña de las indecisiones políticas.
Esperanza se ha ido, nos dicen, para no volver, que prefiere los besos de sus nietos a los reproches de sus conciudadanos; que se encuentra más gusto y arropada entre los suyos que inaugurando cualquier carretera comarcal entre alcaldes complacientes y micrófonos abiertos; que está  hasta la coronilla de meter la pata porque le gusta hablar a calzón quitado y reconoce que los edificios que se han llevado premios son una basura arquitectónica, pese a quien pese.  Somos muchos los que pensamos lo mismo al ver las atrocidades urbanas que se han cometido en tantos y tantos lugares de este país, al abrigo de la modernidad y de la ignorancia, y no vamos a pedir perdón por ello; sin embargo, Esperanza lo tuvo que hacer porque detrás de cada proyecto arquitectónico, por muy absurdo que nos pareciese, se encontraba la aprobación de unos cargos políticos, ya fuera el alcalde de un pueblo pequeño o el presidente de una Comunidad Autónoma con delirios de grandeza.
Esperanza se ha ido porque el tsunami de la crisis terminará por llevarse gran parte de sus logros; el Metro dejará de ser el mejor Metro del mundo; los hospitales comenzarán a enfermar como los pacientes que a duras penas atienden; el Canal de Isabel II hará aguas o terminará encenagado entre los ardores de la sequía  y el riego abusivo de los tres campos de golf de EuroVegas; la enseñanza bilingüe será trilingüe si, al final, España termina siendo un lander de Alemania, y la Unión Liberal un avispero que no sería capaz de combatirlo ni el mismo O´Donnell, si viviera. 
Esperanza Aguirre o la cólera de Dios se va sin esperanza alguna de que levantemos cabeza; harta de que su partido dé vía libre, y a la chita callando, a la bilduzación de Euskadi; requeteharta de que Cataluña siga chantajeando a España con la espada de Damocles del secesionismo, y hartísima de que su presidente cambie continuamente de opinión como quien cambia sin pestañear de chaqueta.
Lo sentimos por nosotros, periodistas diletantes, porque, cuando estábamos sin artículo, Esperanza siempre nos daba un  motivo para escribirlo. En su homenaje, le dedicamos esta canción:

Felipeángel (c)


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