sábado, agosto 04, 2012

PESPUNTES: "SOMOS LO QUE SOMOS"

Estamos que nos caemos; como nación seguimos dando una imagen deplorable en las olimpiadas londinenses; en la boca de los comentaristas y en las páginas  de los diarios deportivos la Roja pasó a ser la Rojita con los primeros fracasos en el campo de juego, para convertirse en la selección española ante la debacle de los resultados; se ve que para ellos decir la Roja es paradigma del triunfo, una marca que vende camisetas y esperanza, y acudir a "selección española" es volver a los viejos miedos deportivos, en el que se mezclaban nuestro sempiterno complejo de inferioridad, el pundonor de los  mediocres y la injusticia de los árbitros.
Somos lo que somos, y no estamos  donde queremos sino donde otros nos han puesto. Creíamos que tras la puerta de ese casino llamado Europa nos darían fichas suficientes para jugar nuestra partida pero, en realidad, lo que pusieron en nuestras manos fueron la mopa y la bayeta para fregar y limpiar sus aseos comunales. En treinta años no hemos sido capaces de crear una industria propia, con marcas y patentes españolas que nos libraran de depender de las extranjeras; hemos dejado que nos desmantelaran nuestro tejido agrario y ganadero; hemos sucumbido a los cantos de sirena del PER; hemos fomentado que trabajadores procedentes de fuera de nuestras fronteras ocuparan  puestos de trabajo que ahora muchos españoles miran con envidia desde las colas del paro; hemos creído que el derroche era la buena vida; que el ahorro era una cosa de avaros y paletos; que nada nos pasaría mientras estuviéramos bajo el paraguas del euro, que es una antigualla con más agujeros que un condón del Tercer Mundo; hemos imaginado un país  mejor para todos nosotros pero seguimos teniendo las mismas rencillas regionales que hace doscientos años, cada uno tirando de un lado de esa cuerda estrellada que un día, Dios no lo quiera, terminará por romperse.
No nos damos cuenta de que no nos perdonan lo que fuimos alguna vez, pero nuestro sueño roto puede ser el suyo en cualquier momento; dejaremos de comprar sus coches; de pagar sus créditos, de ir a su supermercados, de viajar en sus aerolíneas, de visitar sus países, y nos miraremos el ombligo una vez más mientras el chorizo de turno se lleva la pelusilla de nuestro futuro para seguir aumentando su indignidad y su patrimonio.
Felipeángel (c)

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