miércoles, noviembre 15, 2006

LOS HEMISFERIOS DE MAGDEBURGO

Creo que se puede, y es necesario, criticar a la izquierda desde la izquierda.
Andrés Trapiello
lo hace. Como el sanador, intenta restañar las heridas de su magullado cuerpo y quitar aquello que lo daña y lo destruye; pero no es fácil. Hay que levantar el manto de la propaganda; aliviar de mentiras las biografías; dejar que la historia respire sin la ayuda de charlatanes, interesados y camanduleros.
Leer su Diario es como ver pasar el teatro de la vida escondido detrás de las bambalinas.
Cuando leí "Las Armas y las Letras" me pareció un libro excepcional pero cuando te cuenta en "Una caña que piensa" o en "Los hemisferios de Magdeburgo", todos sus entresijos, adquiere otra dimensión, es como si tuvieras en las manos no uno sino dos libros, el de sus idas y vueltas, las discusiones con el editor, las correcciones de los amigos, y el resultado final -que no sabe de esa cosas, que tiene claves ocultas pero indescifrables para el lector- deslumbrante, auténtico, demoledor, sincero.



En "Los hemisferios..." da su parte de guerra:

"17 de enero de 1994. Hoy, a las 10´45, tras una noche que se prolongó hasta las siete de la madrugada, rotas y cautivas, han sido entregadas "Las Armas y las Letras" a su propio albur."

Conviene, no obstante, recordar algunos añadidos, ahora más que nunca, cuando la memoria histórica se ha convertido en memoria histérica e, incluso, en revanchismo.
Cuenta, por ejemplo, la coincidencia, en fechas, entre unas declaraciones de Rafael Alberti al diario ABC de Madrid y el fusilamiento del escritor Martínez de la Riva.
El poeta, en la interviú, confiesa que en las habitaciones principales del Palacio de los marqueses de Heredia Spínola, recién confiscado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas, habían encontrado "libros de El Caballero Audaz y de Martínez de la Riva, elementos monarquizantes."
La entrevista correspondía al 16 de septiembre de 1936 y la muerte al 23, "una semana después".
Dice Trapiello:

"Desde luego ni siquiera puede insinuarse que Alberti conocía el paradero de Martínez de la Riva, pues no consta que lo supiese, ni que estuviese con esa entrevista preparando su asesinato, ni mucho menos que ordenara su ejecución, pero lo más probable es que las palabras de ABC no ayudaron a ese hombre a salvar su vida."

Como a tantos otros - añado- que aparecieron en la revista EL MONO AZUL.

Felipeángel (c)

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